Unas
navidades pasadas por agua y nieve. Por Nana Lightman.
Ya estábamos
de nuevo en navidad, siempre llovía en la ciudad, yo esperaba que
nevara, pero nunca lo hacía por más que le pidiera a Hela que al
menos dejara caer copos de nieve sin que llegaran a cuajar; pero no
servían de nada los regalos hacia Hela.
Todos sabíamos que había perdido mucho poder en ampliar su reino y el palacio de Judesca, porque a parte de nuestra guerra, los humanos se pusieron a guerrear entre ellos, por lo que aprovechamos en alimentarnos de ellos.
Todos sabíamos que había perdido mucho poder en ampliar su reino y el palacio de Judesca, porque a parte de nuestra guerra, los humanos se pusieron a guerrear entre ellos, por lo que aprovechamos en alimentarnos de ellos.
Pese a todo
aún teníamos el collar que nos permitía salir de día, aún era un
regalo de Hela, le daba las gracias cada día por ello, me gustaba
salir al parque a jugar.
Pero este día es especial, cuando fui a salir de casa estaba nevando, por lo que dejé el paraguas a un lado y me puse a correr por la nieve con las botas de agua. Daba saltos mientras daba vueltas sobre mi eje y tenía los brazos estirados hacia los lados. Leila salió a gritarme que usara el paraguas o se estropearía la ropa nueva, por lo que a regañadientes cogí el paraguas que había tirado en el suelo y fui desde la finca hacia las calles de la ciudad dando saltos con el paraguas tapando mi cabeza.
Pero este día es especial, cuando fui a salir de casa estaba nevando, por lo que dejé el paraguas a un lado y me puse a correr por la nieve con las botas de agua. Daba saltos mientras daba vueltas sobre mi eje y tenía los brazos estirados hacia los lados. Leila salió a gritarme que usara el paraguas o se estropearía la ropa nueva, por lo que a regañadientes cogí el paraguas que había tirado en el suelo y fui desde la finca hacia las calles de la ciudad dando saltos con el paraguas tapando mi cabeza.
Aun había
coches circulando por las carreteras en un intento de regresar a sus
casas antes de que la nieve terminara de cubrir las carreteras. Yo
iba con un vestido rosa, bufanda, gorro y guantes también rosas así
como las botas de agua, los leotardos eran de colorines de tonos
rosas. Paré mis pasos delante de una tienda de dulces que ya había
cerrado para almorzar por lo que suspire de pena por no haber llegado
antes. Poca gente quedaba por la calle, yo igual quería dar un
paseo.
Tan
ensimismada como estaba me asuste al notar la presencia de que
alguien se acercaba a donde estaba. Gruñí levemente y me gire con
el paraguas siguiendo mis movimientos, pero me di cuenta de que solo
era un humano que se iba acercando más y más a mi. Ladee la cabeza
para fijarme un poco mejor en él. Llevaba ropa negra, así como su
largo cabello negro. Di unos pasos hacia él viendo que llevaba un
piercing en el labio inferior. Dejé
escapar una risita moviendo el paraguas en círculos, había
encontrado mi almuerzo, si me salía bien la jugada hasta tenía para
la cena.
Me puse a
jugar con la nieve haciendo dibujos con la punta de mis botas, moví
un poco mas mi paragua rosa para que cayera la nieve, solo esperaba
que el chico creyera que era una pobre adolescente de diecisiete años
que jugaba con la nieve. Le miré de reojo aun estaba en la misma
acera y acercándose hacia mi. Acomode un poco mi abrigo y fingí un
estornudo de humana con frío.
“¿No
vas a resfriarte si juegas con la nieve con el frío que hace?”
escuché que dijo quedando parado a un metro de donde yo estaba. Me
gire para verle, los dos fingíamos no haber visto al otro antes de
que se acercara. Le sonreí apoyando la barra del paraguas en mi
hombro, mis ojos se quedaron fijos en los suyos, me gustaba ese
color, una especie de azul grisáceo, su acento era alemán, había
vivido unos años en Alemania y sabía cual era el acento de los
alemanes al hablar en inglés.
“Me
gusta jugar con la nieve, en Alemania me gustaba jugar con la nieve,
desde que nos vinimos a vivir aquí que nunca a nevado. Ya son unos
años.” Sonreí un poco mas moviendo en círculos la punta de mis
botas sobre la nieve. Me puse a ronronear sin dejar de sonreír, lamí
mis labios levemente recorriendo su cuerpo con la mirada. El
chico solo río con media sonrisa en sus labios terminando por
acercarse a donde yo me encontraba jugando con la nieve bajo mi bota.
“¿No te gustaría jugar un rato? Tienes cara de esas niñas qué están dispuestas a jugar con un desconocido sin importarle los riesgos que eso conlleva.” Cuando dijo eso solté una corta carcajada moviendo ahora el paraguas de nuevo para quitar la nieve. “Me gusta ser una niña mala” sin más me di una vuelta sobre mi para que me viera bien mientras seguía sonriendo, siempre me había gustado fingir ser una niña, incluso cuando estaba con Naota, me gustaba que me diera todos los caprichos que yo quería.
“¿No te gustaría jugar un rato? Tienes cara de esas niñas qué están dispuestas a jugar con un desconocido sin importarle los riesgos que eso conlleva.” Cuando dijo eso solté una corta carcajada moviendo ahora el paraguas de nuevo para quitar la nieve. “Me gusta ser una niña mala” sin más me di una vuelta sobre mi para que me viera bien mientras seguía sonriendo, siempre me había gustado fingir ser una niña, incluso cuando estaba con Naota, me gustaba que me diera todos los caprichos que yo quería.
Me puse a su
lado y cuando se giró lo tome del brazo después de cerrar mi
paraguas y así quedar bajo el suyo. No tenía pensado llevarlo a
casa, si encontraba a alguien con quien jugar era mio, no lo
compartía con nadie de la familia, por lo que esperaba al menos que
se dignara a llevarme a un buen hotel o a donde vivía.
“Por
cierto, mi nombre es Morgan. ¿Puedo saber el tuyo?” Lo mire y
ladee la cabeza levemente pensando si sería buena idea dar mi nombre
o uno falso. “Me llamo Nana”, mire de nuevo hacia delante sin
darle mucha importancia a mi apellido, solo preguntó el nombre. Suspire levemente notando como se iba llenando mas la calle de
nieve que terminaba por cuajar, yo simplemente poco lo sentía, o no
tanto como lo haría un humano.
Lo mejor de
aquel día fue que su sangre mezclada con el sexo fue entrar en
éxtasis, me gustó demasiado jugar con él, tanto como para querer
verlo otro día. Morgan iba a quedarse en la ciudad por unos meses,
eso era genial, tenía un juguete nuevo al que molestar. Cuando se
quedó dormido, aproveche en regresar a casa, todo seguía como
siempre por lo que me encerré en mi habitación y me puse a leer un
libro antes de quedar dormida deseando jugar de nuevo con aquel
humano que había aguantado mis juegos hasta el punto de seguir vivo,
eso era toda una hazaña por parte de un humano común.
Qué linda Nana ajajaja xD creo que ya me cae bien Morgan *-* cómo me encanta el delivery. Mis pjs también combinan el sexo con la sangre nyahaha.
ResponderEliminarAtte: Raziel.