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Trinity Blood - 4 -

2/1/13




Un cuento de hadas que comienza en navidad. Por Johan Lightman.

Era navidad pero hacía ya tiempo que en casa no celebrábamos nada, pues no había nada que celebrar. Bueno, no celebrábamos ningún tipo de fiesta en casa; hacía tiempo que perdimos ese entusiasmo. Ahora me encontraba en el sótano donde estaba Andrei en su letargo, salía poco del sótano o de la mansión. Amelia insistió en comprar una con muchas habitaciones pese a que fuéramos pocos, tenía la esperanza de que algún día se llenara de más gente o invitados.

Subí las escaleras entrando en la cocina estaba todo muy silencioso, no estaban en casa, por lo que aproveché en subir a mi habitación y darme una buena ducha. Cuando salí seco y desnudo, abrí el armario para buscar algo que ponerme, yo también iba a salir. Me puse un bóxer de color negro, calcetines negros, unos jeans desgastados y ajustados, una camiseta interior, una camiseta normal y un jersey todo negro, no me gustaba tener nada en color, pero si camisetas con estampados de logos de grupos de música. Cogí un abrigo marrón oscuro con gorra que llevaba una especie de pelusilla que abrigaba. Me lo puse caminando por el pasillo, cerré bien la cremallera y cuando estuve en la puerta de la entrada estaba nevando por lo que cogí mi paraguas negro y salí a fuera cerrando la puerta.

Me fue bien ir paseando hasta la ciudad, nuestra mansión estaba algo alejada de las calles comunes. Era media tarde pero parecía que no había nadie por la nieve que caía, yo la verdad es que no me importaba mucho que no hubiera gente, así me ahorraba las miradas que caían sobre mi. Termine por llegar a un parque para niños con columpios, me acerque a uno de ellos, aparté la nieve y me senté, como el paraguas no cabía muy bien lo cerré y me puse el gorro, igual parecía que ya había dejado de nevar.

Al comenzar a mover un poco el columpio alcé la mirada del suelo nevado al notar a otro vampiro cerca. Estaba en la entrada y parecía mirarme fijamente por lo que ladee la cabeza tenía un aire salvaje que hacía que se me calentara el cuerpo aunque estuviera falto de sangre. Ni siquiera me había dado cuenta de que había oscurecido, tal vez por eso se me había quedado mirando, no tenía ni idea. Suspire cerrando los ojos y volví a mirar hacia la nieve y moviendo el columpio conmigo. Al alzar la mirada para verle de nuevo esta vez vi que había terminado delante de mí pero lo justo para vernos bien. Me levanté de un salto algo sonrojado, era un juego para niños por lo que se suponía que yo no tenía porqué estar sentado en él.

Seguí mirándole fijamente ya que ninguno de los dos parecía tener la intención de hablar primero, por lo que suspire de nuevo. El calor pareció subir un poco mas, parecía como si tenerlo mas cerca provocaba aquello, pero no sabía muy bien del porqué, era una cosa extraña. Moví mis ojos en su figura, quería verle mejor. Cabello largo hasta los hombros, un poco ondulado y negro. Sus ojos eran morrones casi negros, iba abrigado para parecer humano, su ropa igual era negra como la mía, estilo roquero. Mordí mi labio inferior moviendo un poco el piercing que tenía en el centro de este. El vampiro desconocido parecía que tuviera ganas de tener sexo, me daba la impresión de que yo sería la cena. Sonreí de lado aun sin atreverme a hablar, hacía años que no hablaba con desconocidos, al igual que con las chicas de casa.

¿Quieres venir a mi casa? Pareces perdido.” Al escuchar su voz todo mi cuerpo tembló por un escalofrío. Tenía que dejar de hacer eso, no era bueno. Vi que había tendido su mano hacia mí por lo que terminé por fruncir levemente el ceño, no sabía muy bien si sería bueno para mí ir con un desconocido a su casa. Pero sin darme cuenta me vi tomando su mano aceptado ir con él, no necesitaba hablar mucho, pues no lo veía muy necesario. Pero volvió a invadirme un calor por todo el cuerpo desde su mano, le mire frunciendo el ceño levemente, entre medio de la bufanda podía verle un tatuaje que me pareció una calavera en el pecho y unas letras, sonreí levemente, “¿Vamos?”, susurre y él comenzó a caminar por lo que con el paragua en la mano me puse a caminar con él.

No se me ocurría muy bien qué podía decir mientras íbamos a su casa, pero él tampoco parecía muy dispuesto a hablar. Le miraba de vez en cuando de reojo descubriendo que me miraba también, apartaba la mirada de él hacia otro lado intentando no sonrojarme, ni siquiera ninguno de los dos había dejado la mano del otro es más él la apretaba como para asegurarse de que seguía allí y luego lo aflojaba como si me dijera que me podía ir si quería pero le devolvía el apretón sin saber muy bien el motivo.

Mi nombre es Michael”, murmuró parando por lo que también lo hice y nos quedamos mirando, él esperaba que hablara pero se me había ido el santo al cielo con mirar sus ojos. “Johan…”, logré responder con algo de dificultad, sonrió y se giró a lo que me pareció que era una puerta; ya habíamos llegado y ni me di cuenta. Me había dejado la mano para abrir mejor la puerta, haciendo que por unos momentos me sintiera desprotegido del mundo.

Al girarse de nuevo hacia mi vi que parecía preocupado y me tomo de nuevo la mano suspirando y cerrando los ojos. ¿Qué había sido aquello? ¿También necesitaba mi presencia o qué? Entre después de él que se quedó aguantando la puerta dejando mi mano de nuevo. Me quede mirando el rellano de espaldas a él pero lo note moverse detrás de mí hasta que me abrazó por la espalda. Mi cuerpo se tensó en un segundo y apretando los dientes, pero mi cuerpo se aflojó al notar unas caricias suaves en mi vientre, ladee la cabeza para verle, tenía los ojos cerrados pero con una sonrisa cálida. Hacía tiempo que nadie me sonreía así, ningún chico, ni tan solo Nox cuando fuimos pareja.

Abrió los ojos de golpe a la vez que se apartaba de mí, cerré los ojos un poco aliviado por aquello pero a los pocos segundos lo necesité de nuevo cerca. “Bien es en la segunda planta, vamos.” Me tomo la mano y pronto me puse a seguirle sin decir de nuevo nada. Me preguntaba en qué estaría pensando al abrazarme. Comenzaba a preguntarme qué me esperaría al cruzar la puerta de su apartamento; ¿más abrazos? ¿Besos?... Tenía que dejar de divagar en esas cosas, pero en el fondo quería que de verdad lo hiciera. Pero no esperaba que fuera ese chico que un día dijo Hela que llegaría a mí, ese chico salvaje necesitaba a alguien a su altura, no alguien como yo que no salía de su casa y que hablaba con una estatua que era su padre.

Lamí mis labios sin darme cuenta mientras miraba su trasero fijamente, aquellos pantalones eran demasiado ajustados como para no llamar la atención de uno. Cuando llegamos volvió a abrir la puerta entrando primero, pasé sin decir nada, lo justo para que pudiera cerrar la puerta, quedando de nuevo de espaldas.

Me quité el abrigo dejándolo en el perchero que había allí junto con el paraguas, me giré y lo sorprendí mirando también mi trasero. Sonreí levemente sin saber que más hacer, seguía con aquella mirada salvaje, tal vez necesitaba que lo domesticaran un poco.

1 comentario:

  1. :Q Yaoi!! *-* waaa ya me gusta mas *cara de perve*

    Atte. Raziel.

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