Relato
corto homoerótico vampírico
Johann es Cat Casino
Michael es Michael Vampire
Los personajes son de Trinity Blood
Había
hecho la compra por la tarde, después de que se fuera el sol. Sólo
necesitaba mucha nata y mucho chocolate para lo que quería hacer,
también compre dos botellas de V para la cena. Ahora sólo faltaba
que llegara mi pequeño Johann para lo que tenía pensado.
Él
decía que iba a venir para la cena y así lo esperaba.
Y
así, a las nueve sonó el timbre. Sonreí mostrando mis colmillos y
fui a abrir la puerta; allí estaba él con su ropa negra y su
piercing en el centro del labio inferior, ellos escondían una
condenada lengua con otro piercing que hacía que me retorciera en la
cama.
-
Espero no haber llegado tarde. - sonrió haciendo que soltara un
buen gruñido mientras le cogía por la cintura y lo estrechaba
entre mis brazos para besarle.
Sus
brazos rodearon mi cuello y comenzó a empujarme hacia adentro para
poder cerrar la puerta.
- Estás ya duro Mich – susurra después de separarse de mis labios y sonrió. - creo que puedo hacerme una idea de tu plan de esta noche. -lame mis labios mientras sigo gruñendo.
- Tú me pones duro Johann, tú y tu sabrosa boca. - contesto apretando sus nalgas enguantadas con cuero mientras él reía.
- Entonces...¿Has comprado V? - se separó de mi cuerpo pero me cogió de la mano para ir hacia la cocina.
Allí
nos esperaban las dos botellas de sangre V para calentar al
microondas. Mientras se calentaba volví a concentrarme en su cuerpo,
metí las manos dentro de su camiseta negra y acaricie su vientre
subiendo por su torso.
Besaba
y mordía su cuello, cogí el borde de la camiseta y tiré hacia
arriba para quitarla, la dejé caer al suelo, luego él quitó la
mía.
Cuando
las botellas estuvieron listas, cogí los dos vasos que usábamos y
serví la sangre. Bebimos unos tragos y fuimos hacia la habitación,
entre besos sangrientos.
La
habitación estaba decorada con velas aromáticas encendidas, en la
mesilla nos esperaban los botes de chocolate y nata.
Dejé
las dos botellas en la cómoda y regresé a besar sus labios. Llevé
las manos a su pantalón y lo abrí notando como él hacía lo mismo
con los míos.
Se
separó de mis labios bajando por mi cuello hacia mis pezones; los
mordisqueó y chupó hasta dejarlos duros, bajó un poco más por mi
cuerpo hasta llegar al pantalón y lo bajó dejando libre mi pene
erecto. Lamió la punta terminando de bajar el pantalón, di unos
pasos y vi como apartaba más la tela arrugada y se acomodaba para
trabajar en mi dureza.
Jadeé
con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, su piercing rozando
mi eje volviéndome loco del deseo por él.
- Basta, tengo unas cosas para ti, mi amor – sonreí acariciando sus mejillas viendo sus labios hinchados. Lo ayudé a levantarse y terminé por desnudarle. - A la cama, precioso. - dejé un beso en los labios y le di un azote en su trasero cuando fue hacia la enorme cama.
Lo
seguí y me subí a ella. Estiré sus brazos hacia arriba y a los
lados atando sus muñecas en las esposas que habían en el cabezal.
Lamí sus labios estirando un brazo hacia la mesilla para coger el
chocolate.
Unté
dos dedos en el líquido marrón para luego pasarlos por sus labios,
su lengua salió a atrapar el chocolate y antes de que terminara lo
besé de nuevo. Me senté a horcajadas en su vientre notando su
miembro entre mis nalgas y sonreí dejando caer un poco de chocolate
en sus pezones, segundos después los chupé dejándolos bien duros.
Me
acomodé entre sus piernas que quedaron bien abiertas, con un poco de
telequinesis alcé el bote de spray de la nata y al cogerlo con la
mano libre esparcí los dos alimentos encima de su miembro
semi-erecto, los moví de regreso a la mesilla y me dediqué a lamer
su miembro.
Poco
a poco fue endureciéndose, sus gemidos y jadeos sonaban por toda la
habitación. Fui hacia su ano lamiendo su entrada mientras lo
masturbaba un poco.
-Mich...
Te necesito- suplicó entre jadeos.
Me
aparté de él para acomodar mejor su cuerpo en la cama, luego con un
poco de lubricante mojé mi miembro y fui entrando en su interior.
Mordisqueé su cuello y labios, solté sus muñecas y él aprovechó
para abrazarme tanto con sus brazos como con sus piernas haciendo que
entrara más en él.
Comencé
a moverme dentro suyo, estaba tan estrecho pese a que lo había
dilatado mil veces para mi miembro que igualmente me volvía loco,
estaba también caliente.
Su
dureza quedaba entre nuestros cuerpos por lo que hacía fricción
masturbandole, nuestros gemidos se entremezclaban con nuestros
gemidos. Hacía días que no nos acostábamos porque me había tenido
que ir a hacer unos trabajos en Europa, iba a aprovechar el momento.
Aumenté
la velocidad más rápido y duro. Hasta que los dos llegamos a la vez
al clímax. Definitivamente iba a ser una noche muy larga.